Mis 70 Momentos en Meadville

Alguien me dijo cuando llegue a Meadville que debía de llevar un diario. Nunca he sido buena con los diarios entonces decidí no hacerlo pero la idea de volver atrás y recordar algunos detalles de mi experiencia en Amishlandia me pareció interesante. Así que hoy hago una lista de las mejores cosas que pude haber hecho en este pequeño pueblo del que tanto me quejé pero también disfrute.

1. Empujar un sillón abandonado en la banqueta calle arriba, ponerle nombre y adoptarlo en el hogar [las mejores siestas fueron en ese sillón]
2. Ishita [Profesora de la India] cocinando pollo Tandori en el asador al atardecer
3. Las Crepas 24/7
4. Beber una chela con Kat solo por que sí
5. Las pijamadas impromptu con Lou
6. Seguir una historia [o tres] de amor
7. Planear maravillosos viajes que nunca fueron
8. Cenar alitas en Chippers [Y mejor si vas caminando]
9. Llenar tres mesas en Compadres
10. Bailar sobre las bocinas en Sports Garden
11. Una oreo frita
12. Ganarse un pez en la feria y lograr que sobreviva más de dos meses
13. Celebrar el cumpleaños no. 21 de dos [o más] buenos amigos
14. Ir a una fiesta de cada una de las casas de Fraternidad y no morir en el intento
15. Hacer un muñeco de nieve porno
16. Correr en la nieve sin dirección alguna en medio de la noche con Lou
17. Oktoberfest
18. Mi cita en Tim Hortons
19. Caminar por el pueblo con Sydney y Sarah
20. Compartir historias de amor con un extraño en la parada de autobus y descubrir que cuando estás enamorado no importa la razón o gravedad de la pelea. De todos modos él es un imbécil.
21. Picnics y comida china
22. Escuchar las historias de Luke
23. Tomar fotos en el cementerio y hundirme en la nieve
24. Pizza bites fritas con masa para pescado
25. Tomar de la mano a dos chicas guapas mientras caminamos en una "casa embrujada" y ellas gritan de horror
26. La hora del café cuando era entre amigos
27. Bailar con Hannah Montana y el OST de Slumdog Millionaire
28. La biblioteca en el baño
29. Hacer Chili por primera vez en mi vida
30. Arruinar la receta del pan de muerto
31. Smores
32. Ir al casino en Erie
33. Nachos dobles en Mckinley's
34. Abrazos de despedida
35. Cocinar en equipo
36. Las cenas familiares
37. Adoptar un frigobar abandonado
38. Desayunar hamburguesas
39. Ir a cenar a la cafetería solo por la compañía
40. ¿Ya dije correr en la nieve?
41. Los shots de Whisky y de Tequila
42. Las conversaciones sobre soccer y lo mucho que odiaba el frisbee
43. Ser la "Princesa Mexicana" y que me permitieran tener doble personalidad
44. Mis 23 panquesitos de cumpleaños y la tradición de la pelicula porno
45. Los columpios a la media noche y al medio día solo por que sí
46. Las mesas de español cuando iban los "adultos"
47. La chipotlemania
48. Que me invitaran al "baile" y ser una de las "citas" más divertidas de la fiesta
49. Las sonrisas de mis alumnos y las conversaciones que no quería escuchar de ellos
50. Tomar el autobús y/o caminar al bar
51. El paquete de "cocaína" que tardó tres meses en llegar
52. Las conversaciones inapropiadas
53. Trabajar en silencio en la sala (con la música o la TV a un volúmen muy alto)
54. El club de los masajes
55. Los viajes en auto a donde fueran
56. Ese compañero que siempre quizo salir conmigo y nunca pudo
57. Ese otro compañero que quería me invitara a salir y no lo hizo
58. Esos otros compañeros que escribían en falso francés
59. Los profesores de mis cuatro clases
60. Los profesores con los que trabajé y su método de trabajo
61. Amistades a distancia
62. Pelear por la calefacción
63. El teatro del pueblo y los ciclos de cine internacional
64. Que no importaba dónde fuera la fiesta, todos terminaban platicando y viendo tele en la sala de mi casa
65. Las siestas en el sofá porno y pelear por él
66. La familia anfitriona y el medio hermano chino
67. Tener dos conversiones al mismo tiempo con una sola persona (en persona y vía skype)
68. Reacomodar los muebles 3 o 4 veces en 9 meses
69. Los viernes de FFF cine francés que no alimentaron mi amor por el cine pero sí mis amistades
70. Que todo este tiempo quizás no me veía feliz y que siempre hubo alguien ahí para preguntarme cómo estaba y qué podían hacer para hacerme sentir mejor

Por todo eso y muchas más cosas (de las que seguramente me acordaré después) agradezco la experiencia y los buenos amigos que me dejó. No la cambiaría por nada a pesar de lo que pude haber dicho y creo que la lista comprueba que aunque no parecía en escrito o en persona, la pasé muy bien.