Todos tienen una banda favorita de todos los tiempos, esa
banda de la que te sabes todas y cada una de sus letras aunque no sepas el
nombre de los discos o los miembros del grupo. Para algunos desafortunados,
esas bandas ya no existen y nunca las podrán ver tocar en vivo; para otros
afortunados (o igualmente desafortunados, ya les explico) sus bandas son un
éxito mundial y comparten afición con millones de personas.
Mi banda se llama Matchbox Twenty y este lunes tuve la
fortuna de verlos en vivo y de cerca en la Arena Ciudad de México, algo que
desde mi pubertad no hubiera creído que podría pasarme, mucho menos en la
Ciudad de México.
¿Saben lo increíble que es ver a tu banda favorita de todos
los tiempos en vivo junto con una bola de desconocidos que también se saben
todas sus canciones? Probablemente no.
Si bien antes el problema era que muy pocas bandas eran
conocidas en México lo suficiente como para traerlas después de lanzar su
primer disco; desde hace algunos años el problema es que ya no nos alcanza (ni
nos alcanzará) el dinero para ir a ver a tantas nuevas bandas que nos llegan al
corazón después de estrenar su primer sencillo.
Este desborde de conciertos ha traído un nuevo fenómeno a
nuestras vidas que ha convertido a los recintos de conciertos en clubes
sociales donde el 75% (el porcentaje depende del precio de los boletos) de los
asistentes van a platicar. Estas personas van a los conciertos porque la oferta
se ha vuelto tan amplia (ridículamente cara y excluyente en algunos casos) que
ir a un concierto se puede considerar casi igual que ir al cine en viernes por
la noche, como si fuera un recital de la primaria.
Si el fenómeno América VS Tiburones no lo podremos controlar
porque siempre habrá verdaderos fans dispuestos a pagar miles de pesos por ir a
ver a su banda favorita, esos que pueden (nomás porque pueden), dejen de pagar
boletos en primera fila si no van a respetar ni a la banda ni a sus fans.
Porque yo quiero que en medida de lo posible, todos tengan la oportunidad de
experimentar esa sensación de corear en vivo junto con miles de personas todas
y cada una de las canciones de su banda favorita.
Escribo el día de hoy para pedir amablemente a esos que nada
más van a los conciertos de acompañantes de la novia o el mejor amigo, que
respeten los gustos de esa persona que quieren y guarden sus comentarios para
cuando se echen los tacos afuera del Plaza Condesa o el viaje en auto de
regreso desde el Foro Sol. Pido por favor a esos que nada más fueron al
concierto a ligar muchach@s hipsters que, si le harán su agosto al recinto
bebiendo como si no hubiera un mañana, mantengan su boca cerrada y se limiten a
bailar. Nunca juzgaré a nadie por bailar en un concierto aunque ni conozcan a
la banda.
Si no vamos a bajar los precios y nuestro consumo desmedido
en música seguirá propiciando la competencia entre promotores y recintos
(bravo), mantengamos la boca cerrada y bailemos pues.
Cover: En honor a esas bandas que ya no podremos ver en
vivo, Deep Purple le hace un muy bonito cover a The Beatles. “Help me get my
feet back on the ground”.
Lado B: Prince of Spain estreno sencillo esta semana y se
llama Brothers. Música dulce para acompañar el roadtrip del fin de semana.
Parte 2. Publicado originalmente en Vuelta Prohibida. 04/10/2013
Siguiendo con la temática de la sana convivencia en los
conciertos y mi cruzada en pro de que todos tengamos al menos una buena
experiencia viendo una banda en vivo en la vida, propongo a continuación la
lista de gente de la que hay que alejarse en los conciertos o esa que mejor
debería no ir a los conciertos (si tan sólo todos nuestros sueños se hicieran
realidad):
El mirrey ligador: ese que ya llega alcoholizado y con una
chela en la mano le grita a su mejor amigo al oído (para que todos escuchen)
“nada más me sé una canción we, pero no importa, esta noche venimos a ligar”.
No, te garantizo que no vas a ligar.
La novia (o novio) enojad@: no lo entiendo, ni lo entenderé.
Un concierto es para compartirse con alguien que disfrute de tu compañía y de
la música. Ya no digamos de la buena música, lo importante es la compañía del
que invita y el buen humor que esa música le genera. Si vas a estar ahí para
hacerle berrinche a tu pareja, ahorranos la pena de codearte sin querer
mientras bailamos y mejor quédate atrás, bebiendo o lloriqueando.
Los tórtolos: tal vez alguno de los dos ha escuchado
suficiente acerca de la banda que se presenta. A veces pasa cuando los mirreyes
tienen la suerte de ligar. Les garantizo que ninguno de los dos es un verdadero
fanático. No llevas a nadie a un concierto durante las primeras 3 citas a menos
que el futuro del romance dependa de ello para cerrar el trato. Si van a ir a
platicar sobre sus sueños y aspiraciones en la vida, mejor vayanse a un
Starbucks.
El crítico de música: Permisible únicamente en festivales o
conciertos en recintos pequeños (entiéndase, un bar donde la banda en vivo es
la sorpresa de la noche). Es ese que se la pasa hablando de los millones de
bandas que ha visto que son mejores que la que tiene frente o de las veces que
ya ha visto a la banda y le pareció que lo hicieron mejor aquella otra vez
cuando los vio con menos de 200 personas en el bar de moda. Si no te gustan
tanto ¿qué haces ahí? si los viste en sus mejores épocas y ya no te están
gustando ¿qué haces ahí?. ¿Por qué este
tiene sus excepciones? Porque en bares o en un festival los motivos para estar
ahí son variados y el espacio se presta para la conversación.
Alguien me sugirió contar a los gritones en esta lista pero
decidí nada más hacerles mención honoraria así como a los one hit wonder fans.
No los odiamos muchachos, sabemos que les gusta la banda a su manera, sólo
desearíamos que no gritaran tanto en nuestros oídos y dejaran de pedirle a la
banda que toque la única canción que se saben (y que seguramente ya tocaron y
ustedes no se dieron cuenta #truestory). El washawasheo con sentimiento siempre
se aprecia con moderación.
Esa es la lista, corta y clara, si logran evitarlos – o
evitarnos la molestia – todos tendremos una mejor experiencia y convivencia con
la música, si creen que falto alguno, bienvenidas las sugerencias. Ustedes
saben quienes son o conocen alguno, así que si alguno se siente identificado
por favor, dejenos bailar. Por favor, que nos dejen bailar.
Cover: Espumas y Terciopelo son una banda que recientemente
descubrí ya que estarán acompañando a mis amigos de Polet el próximo 9 de
octubre en El Imperial, vale la pena dedicarle unos minutos a su interpretación
de este clásico.
Lado B: Keep Shelly in Athens estrenó disco en septiembre,
escuchen un poco si se sienten experimentales y si quieren buena música para
llenarlos de energía y terminar bien la semana.
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