20/1/15

3 ejemplos para comprobar que uno puede hacer lo que quiera a pesar del “que dirán”

Originalmente publicado en Vuelta Prohibida. 04/04/2014

Esta semana llegué a la conclusión (como muchas otras veces he llegado, porque admito que todo el tiempo se me olvida y necesito constantes recordatorios) de que cuando uno hace algo que le gusta o le hace feliz porque quiere – y puede – de alguna u otra forma sale bien aunque ante la percepción de otros tal vez no lo parezca.

El primer ejemplo de esto tendría que ser la entrevista que leí con Imogen Heap acerca de los guantes que ha diseñado y ayudado a programar para poder mezclar y hacer música (como la maravillosa música que ella sigue haciendo) únicamente con las manos. Ya sabía yo que Imogen era imaginativa porque alguna vez la vi explicando que soñaba con inventar burbujas en donde cupieran una o dos personas y pudieran flotar por el mundo, tal vez eso sonaba muy bizarro como me imagino que sonó cuando se propuso trabajar en estos guantes y sin embargo, esto ya es una realidad ¿se imaginan las posibilidades? Se imaginan si hicieran aplicaciones para el teléfono en las que al momento de activarse se pueda interactuar directamente con quien está en el escenario para generar mezclas únicas e irrepetibles dependiendo de los asistentes al lugar? ¿qué tal un festival en el que todos tuviéramos estos guantes y pudiéramos componer música que no se puede repetir? Posibilidades infinitas y no me cabe duda de que esta propuesta y las ideas de esta talentosa mujer seguirán revolucionando el mundo de la música.

Y hablando de revoluciones, también esta semana escuchamos el nuevo disco de Calle 13 y si bien me parece admirable la labor social que hace este hombre, me parece que ha perdido un toque cachondón o picarón en sus canciones ¿a alguien más le parece que su nuevo disco le va muy bien de fondo a un desfile militar o marcha popular? No digo que este mal, me parece que va de acuerdo con sus prioridades e intereses de vida, simplemente pido que no se olvide de que el pueblo empezó a escucharlo por su tono sencillo que por sus lecciones moralistas, a todos nos gusta que nos den clases de política después de pedirnos que nos subamos la falda hasta la espalda. Como sea, hay quienes dicen que si se apega más a esto de la onda social y revolucionaria es porque eso vende más (y creo que si ha vendido).

Para vender, no basta con ser revolucionario, también se vale hacer desfiguros y de eso nadie sabe más que Miley. Esta semana me compartieron el popular video en el que “en broma” (dicen) se agarra a golpes con la señora (porque ya es una señora) Avril Lavigne para disputarse quien es más popular en Canadá. La realidad es que Avril ya va a unos gustos muy particulares que nada tienen que ver con la generación de Miley y la Cyrus solo es popular en Canadá porque cada vez más se parece a Justin Bieber ¿no les parece? Ya nada más la falta besarse con Selena Gómez (*prende una veladora*). Como sea, a ambas se les respeta el esfuerzo y que bonito que se lleven bien.

Al final del día estos tres son ejemplos de gente que está haciendo lo que siempre soñó hacer y de alguna u otra manera aunque al resto del mundo les parezcan muy extraños, seguir su instinto y s pasión les funciona. Creo que si algo hemos de aprender de esto es que tal vez, si sigo explorando mis dudas existenciales sobre la cultura pop, la música y la vida, eventualmente todo saldrá bien… así me lo ha enseñado la farándula y ya sabemos que ellos siempre dicen la verdad. Right?

Lado B:    Me gusta Hamilton Leithauser porque me habla por mi nombre. Simple y sencillo, me recuerda a algo pero todavía no defino a qué, cuando lo recuerde, regreso y les platico. 

Cover:   Si no conocían a Little Tybee, se habían estado perdiendo de algo muy especial, acaban de sacar recientemente un cover de Paul Simon que la verdad vale mucho la pena y me alegra saber que estos muchachos siguen haciendo música. 

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